Estabilidad emocional e Inteligencia Emocional ¿Es lo mismo?

Para explicar cómo veo la relación entre estos dos conceptos, inicio con la estabilidad emocional como rasgo de personalidad. De acuerdo a nuestra experiencia y al principio de respeto por la individualidad de las personas, en Consulri (www.consulri.com.mx) nos parece mejor ubicar las características de comportamiento de un candidato o asesorado, en un continuo donde en un extremo está, por ejemplo, la extroversión y en el otro la introversión; en un extremo la búsqueda de la originalidad y en el otro, de lo familiar.

Por ello, para decisiones de selección o procesos de desarrollo basados en el autoconocimiento, usamos el Five Factor Model y Hogan Assessment Systems, que son metodologías de comprensión de la personalidad, psicométricamente robustas.

Nuestras expresiones suelen ser: “en estas circunstancias, tiendes a comportarte de esta manera y cuando estás bajo presión, de esta otra”, en lugar de “perteneces al grupo de los…”

Uno de los 5 factores de la personalidad que definen Costa & McRae en el Five Factor Model es la Emotividad Negativa, traducido así no porque la emotividad sea negativa sino porque mide y describe los efectos negativos, yo diría adversos, que los momentos de presión pueden generar en el comportamiento y aún en la salud, de una persona. CentAcs, (Center for Applied Cognitive Studies) le llama Need for Stability, (necesidad de estabilidad). El Dr. Robert Hogan le llama Estabilidad Emocional.

La escala de Estabilidad Emocional en el HPI (Hogan Personality Inventory) refleja el grado en el que la persona se mantiene calmada y racional cuando enfrenta presión, o, por el contrario, se pone irritable y auto-crítica.

El estrés dispara en nuestro sistema nervioso la respuesta de “corro o me comen”, pero después de la agitación viene la calma. Las personas que por personalidad tienen baja estabilidad emocional, esto es, que por rasgos más o menos “innatos”, tienen el gatillo sensible a la menor provocación, no toleran gran cantidad de presión sin sentirla y reaccionar a ella. Las personas que, por personalidad, tienen alta estabilidad emocional, resisten gran cantidad de presión antes de sentir sus efectos.

En cualquiera de los dos casos, las personas podemos ser emocionalmente inteligentes o no.

La inteligencia emocional no tiene que ver sólo con la estabilidad emocional con que venimos dotados por naturaleza y/o aprendemos inconscientemente, porque aún los más tolerantes a la presión pueden desconocer sus propias emociones y ser inefectivos bajo presión.

La estabilidad emocional que te permite estar impávido la mayor parte del tiempo frente al estrés, también puede hacerte parecer arrogante frente a los demás e ignorar la retroalimentación. Un poco de ansiedad puede dirigir tu atención a complicaciones sutiles de una situación y facilitar la introspección para fortalecer una conducta socialmente compasiva. La curiosidad por los demás es producto de la empatía. Entonces, no importando tanto el grado de tolerancia a la presión, la inteligencia emocional te faculta para darte cuenta de tus emociones en cuanto aparecen, procesarlas en tu propio beneficio, seguir dando el resultado que demanda tu rol y buscar que las relaciones con otros sean satisfactorias.

Como las define Susan David, Ph. D. en su reciente libro “Agilidad Emocional”, las emociones son respuestas físicas inmediatas que nuestro cuerpo advierte frente a señales del mundo exterior. Cuando nuestros sentidos reciben información de peligro, una pista de que somos aceptados o excluidos por nuestros compañeros, algún indicio de interés romántico, etc., nos ajustamos físicamente a esos mensajes. Nuestro corazón late más rápido, algunos músculos se tensan o relajan, nuestro foco mental se cierra a la amenaza o se alivia en la calidez de la compañía.

La inteligencia emocional es la habilidad para detectar lo que estamos sintiendo y que sirva de radar ante las exigencias del mundo exterior. La agilidad emocional es el proceso que te permite dejar ir lo que no te sirve y ajustar tu comportamiento para que sea congruente a tus intenciones y valores. No se trata de ignorar emociones o pensamientos difíciles sino de encararlos con valentía y amabilidad, y luego sobreponerte para hacer que ocurran grandes cosas en tu vida.

En pocas palabras la inteligencia emocional es poner toda tu personalidad en juego para disfrutar la vida y responder a los eventos cotidianos en sintonía contigo mismo y los demás.

Se puede aprender cómo ser más emocionalmente inteligente. Pronto tendré un Taller Abierto de Agilidad Emocional para Líderes. Informes en lyn.alba@consulri.com.mx y graciela.leon@consulri.com.mx